La decisión de Nintendo de no adoptar la IA generativa en sus juegos plantea interrogantes sobre el futuro de esta tecnología en la industria. Mientras que algunas compañías como Microsoft y Ubisoft están explorando formas de integrar la IA en el desarrollo de juegos, otras podrían seguir el ejemplo de Nintendo y optar por un enfoque más cauteloso.
La preocupación principal radica en la falta de claridad legal sobre la autoría y propiedad del contenido generado por IA.
Actualmente, las leyes solo reconocen a los humanos como autores, lo que plantea preguntas sobre quién tiene derecho sobre las historias, personajes o mundos creados por estas herramientas. Además, el uso de IA generativa podría dar lugar a debates sobre plagio y originalidad.
A pesar de las preocupaciones legales, la IA generativa tiene el potencial de revolucionar la forma en que se diseñan y desarrollan los videojuegos. Herramientas como GANimator y Promethean AI permiten generar animaciones fluidas y entornos detallados de manera automatizada, acelerando significativamente el proceso de producción.
La IA generativa también podría impulsar la creación de mundos de juego más grandes, detallados y adaptables a las acciones del jugador. Esto llevaría la personalización y la inmersión a nuevos niveles, proporcionando experiencias en constante evolución. Además, estas tecnologías podrían democratizar el acceso al desarrollo de juegos al reducir el tiempo y los recursos necesarios.